Hoy nos ponemos nostálgicos (y un poco graciosos) para hablar de Blancanieves: la original, la clásica, la que sí tenía magia.
Hace 5 días se estrenó la nueva película de Blancanieves, inspirada en el clásico animado de Disney que todos recordamos con nostalgia… y que esta nueva versión parece haber olvidado por completo. A diferencia de la original de 1937, esa joya que no solo lanzó a Disney a la fama sino que también nos enseñó que cantar con animales del bosque es completamente aceptable, esta versión live action ha sido recibida con el entusiasmo de una manzana podrida. Críticos y fans coinciden en algo raro: que esta podría ser, sin exagerar, la peor adaptación live action que Disney ha sacado hasta la fecha.
Y mientras el clásico original sigue siendo amado por generaciones, esta nueva entrega ha dejado al público preguntándose si de verdad era necesario reimaginar un cuento que, honestamente, ya estaba bastante bien como estaba. Pero tranquilos, hoy no vamos a seguir hablando de la nueva película ni sus polémicas. Mejor vamos a centrarnos en la joya original de 1937: la Blancanieves que sí nos robó el corazón (y no las ganas de vivir).
Vamos a descubrir de dónde se inspiró Disney para crear esta maravilla animada, y también algunas curiosidades que probablemente no sabías. Así que abrid bien los ojos, poned atención… y cuidado con las manzanas, por si acaso. 🍎
BLANCANIEVES
Blancanieves y los siete enanitos es una película animada de fantasía musical producida por Walt Disney Productions y estrenada en 1937 por RKO Radio Pictures.
Su premiere tuvo lugar el 21 de diciembre de 1937 en el Teatro Carthay Circle de Los Ángeles, y llegó al resto de los cines en Estados Unidos el 4 de febrero de 1938. Aunque muchos en la industria dudaban de que un largometraje animado pudiera triunfar, Disney demostró lo contrario: la película fue un éxito rotundo, tanto en taquilla como en crítica. Con un presupuesto de 1,5 millones de dólares (una suma enorme para la época), logró recaudar más de 8 millones durante su lanzamiento inicial, convirtiéndose en la película más taquillera de 1938 y, por un tiempo, en la película sonora más taquillera de la historia.
Durante 55 años, ostentó el título de la película animada más taquillera, y su popularidad hizo que volviera a los cines en múltiples ocasiones, hasta su llegada al formato de vídeo doméstico en los años 90. Ajustando sus cifras a la inflación, Blancanieves sigue siendo una de las diez películas más taquilleras en la historia de Norteamérica y, a nivel mundial, lidera el ranking de películas animadas más exitosas, con una recaudación ajustada de más de 2.297 millones de dólares.
Blancanieves fue nominada a Mejor Banda Sonora en los Premios de la Academia de 1938 y, al año siguiente, Walt Disney recibió un Oscar honorífico por su trabajo pionero con la película. Pero no fue un Oscar cualquiera: la Academia le entregó una estatuilla de tamaño normal acompañada por siete pequeñas, en honor a los famosos enanitos. El premio, tan original como entrañable, fue presentado por la mismísima Shirley Temple.
La película marcó un antes y un después en la animación. Su innovador uso de técnicas narrativas y visuales, sumado a la adaptación de un cuento de hadas clásico, convirtió a Blancanieves en un verdadero hito de la animación temprana. Es considerada una de las mejores películas de todos los tiempos y pieza clave del nacimiento de la llamada Edad de Oro de la animación.
El impacto cultural de la versión de Disney ha sido enorme: ha inspirado atracciones en parques temáticos, un musical de Broadway, videojuegos y más.
En 1989, la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos la reconoció como “cultural, histórica o estéticamente significativa” y la incluyó entre las primeras 25 películas seleccionadas para su conservación en el Registro Nacional de Cine. Además, el American Film Institute la incluyó en su lista de las 100 mejores películas estadounidenses y, en 2008, la coronó como la mejor película de animación estadounidense de todos los tiempos.



RESUMEN DE HISTORIA
Blancanieves, una joven princesa huérfana, vive bajo el control de su vanidosa y cruel madrastra, la Reina, quien obsesionada con ser “la más bella de todas”, obliga a Blancanieves a trabajar como sirvienta. Todo cambia cuando el Espejo Mágico declara que Blancanieves ha superado en belleza a la Reina. Celosa, la Reina ordena a un cazador que la elimine, pero él se apiada y la deja escapar al bosque.
Allí, Blancanieves encuentra refugio en la cabaña de siete enanitos que trabajan en una mina. Ellos la acogen encantados cuando ella se ofrece a cocinar y limpiar. La vida parece tranquila hasta que la Reina descubre que Blancanieves sigue viva. Entonces, disfrazada de anciana, le da una manzana envenenada que la sume en un sueño parecido a la muerte.
Los enanitos, al regresar, persiguen a la Reina hasta un acantilado, donde esta muere al caer tras ser alcanzada por un rayo. Blancanieves, aparentemente sin vida, es colocada en un ataúd de cristal. Tiempo después, el príncipe, que había conocido y amado a Blancanieves, la encuentra, la besa y rompe el hechizo. Ella despierta y, entre alegría y lágrimas, parte con él hacia su castillo para vivir su final feliz.



Curiosidades
1 – Blancanieves es el primer personaje femenino de ficción con una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood: La estrella de Blancanieves en el Paseo de la Fama fue inaugurada el 28 de junio de 1987, justo 50 años después del estreno de la película. Fue el tercer personaje animado en recibir este honor, después de Mickey Mouse y Bugs Bunny, y hasta hoy sigue siendo la única Princesa Disney con su propia estrella.
2 – Walt disuadió a Adriana Caselotti de actuar tras poner la voz a Blancanieves: Adriana Caselotti fue la actriz, cantante y la inconfundible voz detrás de Blancanieves. Sin embargo, según el sitio Cheatsheet, se rumorea que Walt Disney la “vetó” en Hollywood para asegurarse de que la voz de Blancanieves no se asociara con ningún otro personaje. Como si eso no fuera suficiente, Caselotti recibió apenas 970 dólares por tres años de trabajo… y ni siquiera apareció en los créditos de la película.
Al verse cerradas las puertas de la actuación, se volcó a la ópera. Más adelante, decidió demandar a Disney en busca de una compensación más justa por su trabajo icónico. Irónicamente, su voz quedó inmortalizada para siempre, pero su carrera quedó congelada en el tiempo… como si hubiera mordido una manzana laboralmente envenenada.
3 – El truco de Lucille La Verne para que la reina y la bruja mala suenen distinto: Lucille La Verne, actriz estadounidense con gran talento para el doblaje, fue la voz detrás de la icónica Reina Malvada en Blancanieves. Uno de sus desafíos fue lograr que la Reina y la vieja bruja tuvieran voces distintas. ¿Su truco secreto? Según Mental Floss, simplemente se quitó los dientes postizos. Así consiguió esa voz retorcida y siniestra que todos recordamos… y que nos dio pesadillas de por vida. Un detalle tan simple como aterradoramente efectivo.
4 – Los efectos de sonido eran bastante creativos: “Foley” es el nombre que se le da en la industria del cine y la televisión a los efectos de sonido creados manualmente para dar vida a las escenas. Como no todos los sonidos se capturan durante la grabación, los artistas de Foley deben usar toda su creatividad (y objetos rarísimos) para reproducirlos. Por ejemplo, el crujido del tocino puede sonar como lluvia, las mitades de coco imitan perfectamente los pasos de un caballo, y una simple lámina de metal puede transformarse en una tormenta.
En Blancanieves, Roy Disney aportó su granito de magia creando el sonido de Tontín (Dopey) caminando de puntillas por la cabaña… usando nada más y nada menos que una cartera de cuero, doblándola una y otra vez. Así que sí, la próxima vez que escuches pasos sigilosos, puede que estés oyendo una billetera.
5 – Hubieron algunas escenas muy interesantes que nunca se llegaron a incluir: Como suele pasar en muchas películas, Blancanieves también tuvo varias escenas que quedaron en el tintero. Entre las ideas que nunca llegaron a ver la luz, estaba una en la que la Reina hacía bailar esqueletos para entretener (o aterrorizar) al príncipe prisionero, otra donde los enanitos construían una cama para Blancanieves, y una más en la que ella soñaba que bailaba entre las nubes con su amado. Aunque ninguna de estas escenas se animó, algunos bocetos todavía existen como curiosos recordatorios de lo que pudo haber sido… y no fue.
6 – Se planeó una secuela: También como suele pasar con los grandes éxitos de Disney, apenas Blancanieves se convirtió en un fenómeno, ya se empezó a pensar en una secuela. El plan era hacer “Blancanieves regresa”, una continuación que combinaría escenas eliminadas de la película original con una nueva historia. También se llegó a considerar otra película centrada en Rosa Roja, la hermana de Blancanieves en un cuento alemán menos conocido. Hasta ahora, ninguna de estas ideas ha pasado del papel… pero quién sabe, ¡quizá algún día!
7 – Los animadores tuvieron que practicar la animación de personas: Antes de Blancanieves, Disney había puesto el foco principalmente en protagonistas animales, como el querido Mickey Mouse, estrella indiscutible de sus cortometrajes. Por eso, cuando llegó el momento de animar humanos, el reto fue enorme: los animadores no estaban del todo acostumbrados y tuvieron que practicar mucho para lograr que los movimientos parecieran reales y naturales.
Un ejemplo de ese proceso es el corto La Diosa de la Primavera, de 1934. Si le echas un vistazo, notarás que la animación humana aún estaba en pañales: la diosa se mueve con una flexibilidad tan extraña que parece hecha de chicle. Claramente, el equipo aún tenía mucho por pulir antes de lograr la magia fluida que veríamos en Blancanieves.
8 – Está basada un cuento de hadas alemán el cual es bastante más siniestra: Blancanieves nació como un cuento de hadas alemán, recogido por los hermanos Grimm en el siglo XIX. La adaptación de Disney no solo la llevó a la gran pantalla, sino que también marcó el inicio de una larga tradición del estudio: convertir cuentos, leyendas y mitos de todo el mundo en películas animadas. Hasta hoy, esa fórmula mágica sigue funcionando.
Aunque la versión de Disney ya tiene su dosis de momentos inquietantes —una manzana envenenada, una bruja escalofriante y un bosque que parece sacado de una pesadilla—, el cuento original era aún más oscuro. En él, la Reina Malvada intenta matar a Blancanieves tres veces, cree haberlo logrado y hasta se come lo que piensa que son sus órganos… aunque en realidad son de un cerdo. ¿Y el final? Nada de redención: la Reina es obligada a bailar hasta morir con unas zapatillas de hierro al rojo vivo. Definitivamente, no era material para cantar con pajaritos.
9 – La Reina y el Príncipe: En Blancanieves, el príncipe Florian tiene un papel más bien breve: aparece al principio cantando con la princesa y luego reaparece al final para darle el beso salvador. Con tan poco tiempo en pantalla, es difícil saber si era realmente encantador… o solo pasaba por ahí con buen timing.
Pero según The Vintage News, había una subtrama eliminada que podría haber cambiado por completo la historia. En esa versión, la Reina Malvada estaba secretamente enamorada del príncipe. Su plan no solo era deshacerse de Blancanieves, sino también quedarse con él. Para lograrlo, iba a capturarlo y encerrarlo en su mazmorra. Un giro digno de telenovela medieval que, al final, quedó fuera del cuento.
10 – Se escribieron 25 canciones para la película: Aunque solo ocho canciones llegaron a formar parte de la versión final de Blancanieves, en total se compusieron 25. Algunas quedaron fuera, como Never Too Old To Be Young y Music In Your Soup. Aun así, existen grabaciones previas a su eliminación, e incluso bocetos de las escenas que las acompañarían.
Por supuesto, las canciones que sí se usaron se convirtieron en auténticos clásicos, como el animado Heigh-Ho o la romántica Some Day My Prince Will Come, que siguen tarareándose décadas después… con o sin sopa musical.
11 – Hay un Mickey Mouse escondido en la película: Esta película marcó el inicio de una divertida tradición Disney: esconder siluetas de Mickey Mouse —formadas por tres círculos— en lugares inesperados. Estos “Mickeys ocultos” aparecen en todo tipo de escenarios, desde muebles y ropa hasta nubes o decoraciones, tanto en las películas como en los parques temáticos.
Algunos ejemplos famosos incluyen las manchas de los dálmatas en 101 Dálmatas, las burbujas en Cenicienta o los dibujos en las paredes de El jorobado de Notre Dame. En Blancanieves, el primero de esta tradición, puede encontrarse en una piedra de la pared, justo detrás de la Reina cuando baja a las mazmorras. Así que ya sabes: ¡los Mickeys están en todas partes, solo hay que saber mirar!
12 – La mujer de Walt no creía que la película fuera a salir adelante: Por mucho que Walt Disney tuviera una visión revolucionaria y creyera en su trabajo, eso no significaba que siempre estuviera convencido del resultado… y al parecer, su esposa Lillian tampoco lo estaba.
Según Mental Floss, Lillian pensaba que Blancanieves sería “un bombazo” (y no en el buen sentido). No era la única con dudas: la película fue tan costosa de producir que muchos pensaban que arruinaría a Disney. De hecho, en lugar de llamarla Blancanieves, algunos se referían a ella como La locura de Disney. Spoiler: la “locura” terminó siendo un hito en la historia del cine.



Blancanieves y los siete enanitos es mucho más que la primera película animada de Disney; es un símbolo de lo que sucede cuando la imaginación, la valentía y la innovación se unen. En un momento en que nadie creía que un largometraje animado pudiera funcionar, Walt Disney apostó todo por un sueño. Muchos pensaban que fracasaría, que era una idea descabellada… y sin embargo, logró hacer historia.
Más allá de su historia encantadora, su música inolvidable o su animación revolucionaria para la época, Blancanieves representa el nacimiento de una forma completamente nueva de contar historias. Fue la chispa que encendió una era dorada en la animación y que sentó las bases del estilo y el corazón que caracterizarían a Disney durante décadas. Pero lo más importante es que demostró que la animación no era solo para niños ni para cortos cómicos: podía emocionar, inspirar y conectar con el público a un nivel profundo.
La película nos recuerda que los grandes cambios comienzan con una idea, que los riesgos valen la pena cuando se hacen con pasión, y que soñar a lo grande —aunque el mundo dude— puede dar lugar a algo eterno. Blancanieves no solo fue una revolución técnica, sino una declaración de principios: la magia existe, y a veces, todo empieza con un “Érase una vez…”