La saga Doom es una serie de videojuegos de disparos en primera persona (FPS) en la que el jugador encarna a un marine espacial anónimo, conocido entre los fanáticos como Doomguy. A partir del reinicio de la franquicia en 2016, este personaje adoptó un nuevo nombre: Doom Slayer, o simplemente Slayer en los títulos siguientes. La premisa central de la serie gira en torno a la lucha contra hordas de criaturas demoníacas y muertos vivientes que provienen del Infierno, una amenaza desatada por experimentos fallidos en tecnología de teletransportación realizados por corporaciones humanas en Marte y sus lunas, Fobos y Deimos.

 

Los entornos de Doom son característicamente oscuros, claustrofóbicos y violentos, desarrollándose principalmente en bases de investigación militarizadas, aunque muchas secciones también transcurren en el mismísimo Infierno, lo que aporta un marcado contraste visual y atmosférico. Estos escenarios están repletos de enemigos, secretos, trampas y desafíos, lo que fomenta la exploración y el dominio del entorno por parte del jugador.

 

En sus inicios, la franquicia ofrecía una narrativa muy básica, con pocos elementos argumentales integrados dentro del propio juego. La mayor parte de la historia se contaba a través de los manuales o el material adicional. Sin embargo, las entregas más recientes —especialmente Doom (2016) y Doom Eternal (2020)— han dado un giro hacia una narrativa más elaborada, con secuencias cinemáticas, diálogos y documentos coleccionables que expanden el universo y el trasfondo del protagonista.

 

El primer juego introdujo ocho armas distintas, cada una con un propósito específico y cuidadosamente diseñada para mantenerse útil a lo largo del juego. Al permitir al jugador llevar todo su arsenal al mismo tiempo, se incentivaba el uso del llamado “malabarismo armamentístico”: cambiar de arma constantemente según el tipo de enemigo o situación táctica. Este enfoque estratégico se convirtió en una de las señas de identidad de la franquicia.

 

Además del combate frenético, los niveles de Doom incluían elementos de diseño como llaves de colores que desbloqueaban nuevas zonas, laberintos complejos y áreas secretas que recompensaban la curiosidad. En las entregas clásicas, debido a las limitaciones tecnológicas de principios de los 90, el jugador no podía saltar ni mirar hacia arriba o abajo, lo cual definía el diseño del combate y los entornos. Sin embargo, existían mecánicas rudimentarias de plataforma, como correr para saltar sobre huecos usando el impulso del movimiento.

 

Estas limitaciones fueron superadas con el tiempo. A partir de Doom (2016), se integraron nuevas capacidades de movilidad como el salto doble, la escalada y el uso de plataformas móviles, lo que añadió una capa adicional de dinamismo y verticalidad al juego. Estos cambios reflejan la evolución de la serie hacia una experiencia más fluida, intensa y completa, sin perder la esencia de acción ininterrumpida y brutal que ha definido a Doom desde su creación.

En 1996, la revista Next Generation clasificó a la saga Doom como el 19.º mejor videojuego de todos los tiempos, destacando que, «a pesar de los cientos de imitaciones, nadie ha logrado igualar la intensidad del clásico original de id Software». Tres años después, en 1999, la misma publicación volvió a incluir a Doom en su lista de los «50 mejores juegos de todos los tiempos», ubicándola en el puesto 25. Comentaron que, «aunque los gráficos han avanzado mucho desde su lanzamiento, los pixelados Barones del Infierno y los Cyberdemons siguen siendo algunas de las criaturas más aterradoras que pueden aparecer en una pantalla».

 

El protagonista anónimo de la franquicia, un marine espacial sin nombre conocido como Doomguy, ha recibido en general una respuesta positiva por parte del público y la crítica. En 2009, el portal GameDaily lo incluyó en su lista de «diez héroes de videojuegos que fallan en lo sencillo», aludiendo con humor a su incapacidad para mirar hacia arriba o abajo en los juegos originales. Sin embargo, su figura también ha sido celebrada.

 

En 2012, UGO Networks lo posicionó en el cuarto lugar de su ranking de los mejores protagonistas silenciosos de los videojuegos, destacando su determinación y coraje al enfrentarse al mismísimo Infierno sin decir una sola palabra. Un año después, en 2013, Complex lo colocó en el puesto 16 de su lista de los mejores soldados de los videojuegos, alabándolo como «el marine espacial original» y una figura emblemática entre los héroes silenciosos del medio. Tanto CraveOnline como VGRC lo clasificaron como el quinto personaje masculino más «badass» en la historia de los videojuegos

 

En cuanto a los títulos más recientes, Doom Eternal recibió críticas mayormente positivas, según el agregador Metacritic. La prensa especializada elogió múltiples aspectos del juego, incluyendo su campaña, los gráficos mejorados, el diseño de niveles, el combate ágil y brutal, la banda sonora compuesta por Mick Gordon y las mejoras respecto a su predecesor de 2016.

 

No obstante, algunos críticos expresaron reservas sobre el mayor énfasis en la narrativa y las secciones de plataformas, que consideraron innecesarias o disruptivas para el ritmo del juego. Aun así, el título fue un éxito rotundo: el día de su lanzamiento, alcanzó los 100.000 jugadores simultáneos en Steam, más del doble de lo conseguido por Doom (2016), y duplicó los ingresos del fin de semana de estreno de dicho juego.

 

La franquicia alcanzó un nuevo hito con el lanzamiento de Doom: The Dark Ages, que en su primera semana atrajo a más de 3 millones de jugadores. Este desempeño fue siete veces superior al de Doom Eternal en el mismo periodo, convirtiéndose en el lanzamiento más exitoso en la historia del estudio id Software.